Hace 53 años…
Comenzaba a implementarse en nuestra ciudad el Operativo Silencio “El ruido mata”
En efecto, el día 15 de junio de 1972, la municipalidad de Concepción del Uruguay daba comienzo formal a la campaña denominada “Operativo silencio” y que fue titulada “El ruido mata”, basada en que esto era una circunstancia “científicamente comprobada”. Se proponía entre otras cosas eliminar el uso de la bocina y de otros ruidos molestos ocasionado por los automotores, como por ejemplo terminar con los escapes libres.
Se buscaba, además realizar acciones para ordenar el tránsito y propender a tener una ciudad más limpia y ordenada. “Si bien siempre tuvo fama de ciudad limpia” lo cierto era que para ese momento la situación no satisfacía ni al habitante ni a las autoridades. En este punto se recomendaba el uso de bolsas de plástico y no arrojar agua en las calles.
Operativamente esta campaña se sustentaría en dos acciones muy concretas. La primera sería la educación del ciudadano, tratando de que el automovilista comprendiera que los habitantes de la ciudad tienen derecho a trabajar y descansar en paz.
El segundo aspecto, en caso que el primero no tuviera el efecto indicado, se procedería a reprimir las faltas por medio de los agentes municipales afectados al control del tránsito, evaluándose también la firma de un convenio con la policía de la provincia para que estos cumplan, además de sus funciones habituales, la del control del uso de bocinas y de otros ruidos molestos.
Para ayudar al control, el municipio facultaba a todos sus empleados a actuar como inspectores para dar cuenta a las autoridades pertinentes para que éstas, luego, puedan aplicar las sanciones correspondientes.
Como instrumento legal se planeaba recurrir a un Decreto emitido durante la intendencia del Dr. Juan Lacava, que hasta ese momento no se había puesto en práctica, que prohibía el uso de la bocina en las calles de Concepción del Uruguay. Los fundamentos del mismo hacían referencia a lo reducido de las calles de la ciudad, lo que sumado al aumento del parque automotor volvía bastante caótico el medio ambiente, al menos, en lo que al ruido se trataba.
Un artículo aparecido en el diario “La Calle” recordaba un viejo dicho que decía “El que viene de la derecha, de pasar tiene derecho”, y que si se respetaba, no había necesidad de hacer sonar las boinas para anunciar la llegada de un vehículo a la boca calle.
El día del comienzo del operativo, el jueves 1 de junio de 1972, apareció un aviso en el diario “La Calle” (se adjunta a la publicación) que expresaba “La población necesita silencio para trabajar y descansar. Colabore no tocando la bocina y evitando la salida de ruidosos escapes” a la par que recomendaba no “hacer ruidos innecesario”.
Se buscaba también que los peatones y automovilistas respetaran a los agentes de tránsito y sobre todo las luces de los semáforos y sendas peatonales, toda una novedad para C. del Uruguay, ya que el primero de estos artefactos había sido inaugurado casi un año antes, el 27 de julio de 1971.
Desde el municipio, cuyo intendente era en ese momento el Prof. Miguel A. Gregori, se hacía saber a la población que “Quien respeta la ley tiene derecho a la protección que ella le brinda. Quien no lo hace, caerá en infracciones que serán severamente castigadas”.
El primer día cuatro vehículos y 16 hombres entre municipales y policías se dedicaron a verificar la documentación de los vehículos, a controlar los faros y los escapes, a la par que informaban de la prohibición de tocar bocina. Ese día se constataron varias infracciones sobre todo por mal estacionamiento y el uso de escapes libre.
El cronista del diario “La Calle” escribía que “...ayer se advirtió claramente la tranquilidad reinante, pese a ser el primer día”. Unos días antes en Concordia se había comenzado con un operativo similar y ambas ciudades se anticiparían en dos años a una campaña similar orquestada por el gobierno nacional (Isabel Perón y José López Rega) bajo el lema “El silencio es salud”.
Visto este operativo con la perspectiva que nos dan los más de 40 años transcurridos, podemos decir que tuvo mucho éxito, el tránsito sigue, tal vez, más caótico que antes, pero sin el molesto retumbar de las bocinas a cada paso.
Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Fuente: diario “La Calle” 1972.
Agradecimiento a la hemeroteca del museo “Casa de Delio Panizza”